lunes, 5 de abril de 2010

Perlas

Ya conocemos la gran afición de los ecologistas (en concreto los más extremistas) en soltar frasecillas espeluznantes pero que a la vez no tienen desperdicio. Esta última la ha dicho el científico James Lovelock.

“Necesitamos un mundo más autoritario” y critica el método de que “todos pueden expresar su opinión”. “Esto está muy bien, pero hay ciertas circunstancias [como en caso de guerra] donde eso no se puede hacer. Tienes que disponer de un pequeño grupo de personas con autoridad en la que confíes” para que adopten las decisiones políticas precisas.

Esto no acaba aquí: “Los seres humanos son demasiado estúpidos para prevenir el cambio climático” “No creo que hayamos evolucionado hasta el punto de ser lo suficientemente inteligentes como para manejar la complejidad que implica el cambio climático”.

Además encontramos un ejemplo de lo que he dicho siempre, que esto es ya fanatismo, una religión extremista. Dice que antes la ciencia era algo “vocacional”, pero ahora a los científicos “les importa un bledo”. Piensan que “la ciencia es una buena carrera. Puedes conseguir un empleo de por vida haciendo el trabajo del gobierno”, pero “esa no es forma de hacer ciencia”.

Vamos que el ser científico no es solo un trabajo, no es solo una profesión, es algo más. Tiene que luchar contra el mal y contra la propia humanidad si es necesario ya que justo ellos son los peores. Al menos es lo que parece que ronda por su cabeza.

Conclusión, como las personas somos tan sumamente torpes y bobas no podemos entender como él todo el daño que hacemos a la tierra (Además él defiende que la tierra es un ser vivo) y que lo más importante ahora es instaurar una dictadura que el resto de personas son demasiado estupidas.

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